viernes, 9 de diciembre de 2016

Una confusa pirámide

Por alguna extraña razón que se me escapa, esta pirámide se ha convertido hoy en Cataluña en un dogma pedagógico cuando lo único que demostraría es que, su supuesto autor, Edgar Dale:
  • O no tenía oído -sólo recordaba el 5% de lo que escuchaba- o sus profesores eran plúmbeos. Sus padres estarían desesperados con él. Pensando en esto, descubro sin sorpresa que yo recuerdo muchísimas cosas de los buenos profesores que he tenido y que fueron aquellos que impregnaban de importancia todo lo que hacíamos.  
  • Tenía la memoria visual de un pez. De las novelas que leía sólo recordaba un 20%. Daba igual que le interesasen o no. 
  • Parece que iba al teatro, a la ópera y al cine, pero se gastaba el dinero inútilmente, visto que a las dos semanas sólo se acordaba del 30% del espectáculo.
  • En cambio retenía el 50% de todo lo conversado. Claro que no sabemos la relevancia del 50% que olvidaba.
  • Lo más preocupante es el último punto. Edgar Dale era un fenómeno: se acordaba del 90% de lo que había enseñado a otros. No es, desde luego, mi caso. ¡Y mira que he pasado años enseñando! Sin embargo he de reconocer que muchas veces descubro los límites de mi comprensión cuando intento explicar eso que creo haber comprendido. Si los otros no me entienden, es más que probable que mis ideas no sean ni claras ni distintas. Esto me es muy útil para entender las dimensiones de mi ignorancia, pero no me permite retener el 90% de lo que explico.
En definitiva: este señor Edgar Dale (1900-1985) hubiera sido un tipo bastante raro... si en realidad hubiese dicho con su "cone of experience" lo que le hacen decir. Pero lo cierto es que, para empezar, él nunca habló -que yo sepa- de tantos por ciento de retención. Su esquema no se preocupa de la memoria, sino de la comprensión. Su tesis es que entendemos mejor cuanto más nos implicamos en el proceso de comprensión, que es lo que le decía Sócrates a aquel joven que lo escuchaba en silencio: "¡Habla, para que te vea!" Lo que no sabemos es si el joven respondió o no a la llamada del filósofo.

20 comentarios:

  1. Ja, ja, me he reído mucho con sus comentarios, que por lo demás me parecen muy atinados. Que esta pirámide -u otra semejante- sirva de dogma pedagógico -en Cataluña y otros mucho lugares, pues este tipo de esquemas "jerarquizantes" e "ilustrativos" proliferan como setas venenosas por doquier-, en mi opinión lo único que dibuja es un presente y futuro entumecido, triste y tenebroso.

    Un saludo y gracias por el empeño diario que pone en este blog.
    De un cotidiano y atento lector del mismo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Asistí recientemente a una conferencia en la que el director y el jefe de estudios de un centro defendían la necesidad del trabajo por proyectos a partir de esta pirámide. Los asistentes se quedaron muy satisfechos. Yo le pregunté que estudios científicos sustentaban su tesis y me contestaron que no hacían falta estudios, porque era obvio. "Lástima -les dije- que en dos semanas sólo recordaré el 5% de lo que habéis explicado". ¿No es curioso que el pensamiento crítico siendo tan escaso tenga tantos predicadores?

      Eliminar
  2. Saludos.

    "No hacían falta estudios, porque era obvio". Típica respuesta que encubre "no sé si los hay".

    Con razón decía Nietszche que las convicciones son más enemigas de la verdad que las mentiras.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Le reconozco que estas cosas me preocupan recientemente, porque veo que esa convicciones bonitas e infalibles, capaces de soportar todos los prejuicios de los pedagogistas, se están imponiendo con el beneplácito de las facultades de pedagogía.

      Eliminar
  3. Si para ellos resulta obvio, habrá de ser porque, a la manera de aquel hombre que es liberado de sus cadenas y curado de su ignorancia en la alegoría platónica, el director y el jefe de estudios de tan venturoso centro se cuentan entre los (cada vez más numerosos) elegidos que han podido contemplar directamente la luz y ver aquello que le es propio... mientras las personas críticas como nosotros permanecen necia y obcecadamente en la oscuridad y, para colmo, sin enterarse y rechistando.
    Pablo (su atento lector)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, aún quedamos (perdón, quedan) algunos recalcitrantes que no alcanzan a valorar en sus justas proporciones epistemologicas esa santa circularídad de la falta de pruebas y la evidencia. Yo, especialmente nesciente, se que si hay algo evidente, no puede haber pruebas. Ahora, que la recíproca sea cierta, para eso hay que haber visto el sol platónico y hasta haberle dado la vuelta.

      Eliminar
  4. Buenas. No entiendo esta pirámide. Pero me ha hecho pensar y he alumbrado una nueva teoría...(AQUÍ). No sé si tiene mucho sentido pero creo que me ha quedado bonita. Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. Por cierto, en la pirámide del tal Edgard Dale no se incluye el escribir como "Actividad" (Activa, o Pasiva, que vaya usted a saber en qué parte la colocarían esos illuminati) necesaria para el aprendizaje. Supongo que con leer un libro -el que sea, preferentemente en formato digital- y enterarse del 10% está más que cubierto el cupo. Requiere mucho esfuerzo y sirve para poco. Mejor decir y hacer (quicir, enseñar a otros), y volver a hacer, y volver a decir, y seguir diciendo, y discutir, etcétera.
    P

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Y leer es una actividad pasiva? Más aún: sólo ante quien no nos dice nada interesante el escuchar es una actividad pasiva.

      Eliminar
  6. Correcto. Pocas "actividades" (como su propio nombre indica) más activas para un ser humano -o al menos para mí- que leer un libro sugerente, conmovedor, o escuchar a una persona cuyas palabras nos conciernen e intrigan.
    P

    ResponderEliminar
  7. la cuestión es ¿que porras aprendo cuando a enseño a otros?. Aprendo cuando escucho y cuando leo o cuando veo/contemplo, pero cuando yo enseño lo que ya sé no aprendo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No nos pongamos estupendos cual secta herética. Si un chaval se tiene que preparar algo para exponerlo parece evidente que tiene que alcanzar un nivel de comprensión del mismo elevado. Lógicamente pensando que lo hace bien.

      Mi duda con esto de las nuevas cosas es si realmente significaban un plus, es decir, si siguiendo una metodología más "tradicional", los resultados de los alumnos que deseaban hubieran sido los mismos o no. Si realmente hacerlos comprender/interactuar es algo demasiado temprano y lo que necesitan a esas edades es fundamentalmente conocer, acumular información, para que cuando sean lo suficientemente fuertes puedan usarla.

      Eliminar
  8. Sr. Luri, es usted persona anticuada, como lo demuestra el hecho de citar a Sócrates, uno de esos viejos griegos que ya no interesan a nadie, una clara muestra de la vetusta antigüedad de sus referentes intelectuales.
    ¿Todavía no ha entendido que un maestro de primaria o un profesor de secundaria no deben, bajo ningún concepto, inculcar a sus alumnos conocimientos de materias tan oscuras y tediosas como Matemáticas, Historia, Biología, Física, Lengua, Química u otras? No consigo imaginar mayor crueldad con los tiernos niños y no menos tiernos adolescentes que dañar su sistema neuronal con semejantes ladrillos de conocimientos superfluos y aburridos.
    De su pretensión, reiteradamente expresada en este bloc, sobre la conveniencia de introducir el hábito de la lectura entre los estudiantes, prefiero callar por no herir sus sentimientos, pero paréceme casi pecaminosa: ¿a que aspira? ¿a que se instruyan y aprendan a pensar por sí mismos? Con franqueza, es usted un subversivo, un enemigo de esa Nueva Humanidad que desde la pedagogía se está construyendo.
    Menos mal que no es profesor en una titulación de Magisterio, prefiero no imaginar el sufrimiento que infligiría a los futuros educadores.
    Yo pensaba como usted, pero he recibido la iluminación. ¡Rousseau se me apareció el otro día y me caí de la moto! Ahora lo veo todo claro. Para enseñar es mejor no saber nada y aprender de los alumnos.
    ¡Arrepiéntase y olvide todo lo que ha aprendido!
    Pedro de Badalona

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amén, y que Dior nos asista.

      Eliminar
    2. Ah, y espero que lo de la moto no fuera grave.

      Eliminar
  9. En realidad la escuela -al menos la española- tiene una naturaleza ecléctica y mezcla con toda normalidad las metodologías más heterogéneas. Hay pocos centros íntegramente innovadores -lo mismo pasó con la fiebre reformista de la LOGSE- y no tengo duda de que pronto comenzarán su propia innovación de la innovación. De hecho algunos ya han comenzado a poner notas a pie de página en sus prácticas. Lo que sí hay es centros -principalmente concertados- que, al menos en Cataluña, han visto las orejas al lobo cuando este año se han cerrado numerosas aulas de P3 por falta de alumnado, y se han apuntado al marketing.

    ResponderEliminar
  10. Permítame una pregunta Don Gregorio, no se si habrá leído el libro de Francisco Mora de Neuroeducación. En caso afirmativo, ¿que opinión le merece? Gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido Rubén, mi confianza en la neuropedagogía es más bien discreta.

      Eliminar
  11. Lo se Don Gregorio, y no le falta razones, el mismo autor lo confirma llamándolo neuromitos, pero entre una cosa y la otra, hay ciencia rigurosa, y este autor lo que hace es desengranar como funciona el cerebro de los niños, no se mete en pedagogía es más desmonta algunas prácticas que se han hecho, sólo descubre como funciona el cerebro del niño y como se desarrolla para poder entenderlo mejor, es una herramienta más para los pedagogos. No se mete en pedagogia.

    ResponderEliminar

El guionista caprichoso

 I A eso de las cuatro de la tarde ha sonado el teléfono. Era una de esas llamadas que esperas que nunca lleguen y que cuando llegan, siempr...