martes, 3 de julio de 2012

Hemingway

Cuando Ernest Hemingway vino a España para hacer una serie de reportajes sobre la guerra, que había comenzado siete meses antes, fue a visitar a Edward Knoblaugh para solicitar su ayuda, ya que desconocía por completo la lengua y las costumbres del país.
- ¿Qué puede usted decirme -le preguntó mientras sacaba un cuaderno y un lapiz- respecto a las noticias que hemos recibido de "paseos" a derechistas?
Knoblaugh le contestó que, desgraciadamente, se estaban cometiendo excesos.
- ¿Me lo dice usted porque lo sabe a ciencia cierta o porque se lo ha contado alguien?
Knoblaugh comenzó a describirle lo que había visto con sus propios ojos en las afueras de Madrid.
- ¡No lo creo! -exclamó Hemingway- ¡Nada ni nadie me harán creer semejante cosa! ¡Usted debe de ser fascista!

10 comentarios:

  1. Veo que también has quedado atrapado por esa pasión, no sé si inútil ya. Un libro muy bien narrado: "Enterrar a los muertos" (magnífico título, por cierto), de Martínez de Pisón. El amigo y traductor de Dos Passos, José Robles, desaparecido y asesinado por los soviéticos españoles, o por los soviéticos en España (difícil distinción), en el 37. Dos Passos convierte esa muerte en obsesión por saber la verdad, lo cual le lleva a perder la amistad de Hemingway, por aquéllo que también se dijo que tenía Orwell, "Una pasión perversa por la verdad". "Ya se sabe, en una guerra muere mucha gente" contestó más o menos Hemingway a Dos Passos.

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    1. Pero la verdad aquí es desoladora. Knoblaugh cuenta bastante bien el proceso de radicalización política que llevó a considerar culpable a cualquiera que no fuera un entusiasta de la causa. De una causa terrible que Ralph Heinzen, el corresponsal de la United Press describió así: "La lucha se ha convertido en una batalla de ideologías: El marxismo defendiendo su último baluarte en Europa occidental, contra el fascismo encarnado en la Falange de Franco". Knoblaug remata esta observación con estas palabras: "Hasta para el más abstruso está claro que el resultado de la guerra significará necesariamente una dictadura militar en España, y ello gane quien gane, el español no tiene esperanza alguna de vivir bajo un gobierno democrático".
      Esto duele.

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  2. Da la impresión de que lo que dice Knoblaug sobre el gobierno democrático también puede aplicarse a nuestros quehaceres políticos actuales, e incluso podría parafrasearse cambiando sólo algunas palabras.
    Un intento podría ser éste: "Hasta para el más abstruso está claro que el resultado de la CRISIS significará necesariamente una dictadura ECONÓMICA en España, y ello gane quien gane, el español no tiene esperanza alguna de vivir bajo un gobierno democrático".

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  3. Sí pero luego en su por quien doblan las campanas Hem narra un episodio de cómo los republicanos van lanzando a los fascistas, uno por uno y en fila, monte abajo sin ningún tipo de piedad.

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    1. Quizás porque no le quedó más remedio que enfrentarse a los Koltsov / Karkov.

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  4. Aunque los literatos suelen moverse, literariamente, entre la amplificatio y la reductio, ha de reconocerse que para sus principios ideológicos suelen optar mayoritariamente (Blas de Otero, Aragon, Alberti, Neruda, etc.) por la simplificatio. Pedirle claridad, coherencia y congruencia ideológica a un ser volcado hacia la ficción es como pedir las clásicas cotufas...

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  5. Todo esto del totalitarismo y los intelectuales y nuestra última guerra civil y tal...

    El problema es que aunque Bernanos escribió "Los grandes cementerios bajo la luna" siguió creyendo que el bando del clero refractario era el correcto...Y tenía sus razones ,como los otros tenían las suyas...

    Yo me acuerdo de aquel poema de Brecht en el que pedía indulgencia al futuro exhortando a los futuros lectores a recordar :"...los tiempos de los que os habéis librado..."

    Y también de Eliot.

    Decía Eliot a propósito de Milton :"La Guerra Civil no ha terminado y me pregunto incluso si alguna verdadera guerra civil lo ha hecho alguna vez".

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    1. En cualquier caso no se necesitaba menos fe para seguir a Durruti que al "bando del clero refractario".
      A mi en realidad lo que me asusta de todo esto no es tanto la inagotable guerra civil como la necesitad de los españoles de hincar la rodilla ante una cauda a la que entregarse ciegamente. Lo peor de España -y al parecer, lo incorregible- es lo fácilmente que se convierte en un infierno de salvadores.

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  6. Apreciado Gregorio,
    simplemente una recomendación ya que hablas de guerra civil y periodismo: We Spain die, de Paul Preston. Creo que hay una versión en castellano... No se si lo conoces, no es uno de sus libros más conocidos pero vale la pena.
    Atentamente,
    Jordi Benet

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    1. Gracias, Jordi. Tengo aquí la torre de Pisa en libros sobre la guerra civil. Cuanto más leo, más me doy cuenta de mi absoluta ignorancia, y más hambre me entra de leer. Apunto tu recomendación.

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