domingo, 4 de diciembre de 2011

Cristo como ecónomo

 
Sin la sujeción a la ley -a la ley que guardan los gramáticos- todo pueblo es peregrino. Israel dejó de peregrinar cuando Moisés grabó en la piedra del Sinaí los diez mandamientos. Por eso los gramáticos intentan mantener diáfano el surco del cincel sobre la roca. Lo suyo es la teología política porque en ese surco Israel ha echado raíces.

La Ley permitió a los israelitas arraigar en una tierra porque les permitió olvidar su condición de peregrinos en el desierto. Gracias a la Ley la naturaleza se oculta tras la cultura. Pero la ley que se escribe con la yema de un dedo sobre la arena no deja surco y por eso mismo en lugar de ocultar la naturaleza, la insinúa. El cristianismo es un religión sin ley, fuera de la ley. El régimen de lo que se insinúa teológicamente en el mundo recibe en los primeros teólogos cristianos el nombre de economía, especialmente a partir del siglo II, cuando comienzan a tratar de la Trinidad. 

El debate trinitario creó pronto dos frentes: el de los “monarquianos”, que defendían la existencia de un único poder divino y el de los ortodoxos que, como Tertuliano, Hipólito o Ireneo, sostenían que si bien Dios en cuanto a su ser es sólo uno, en su manera de regir el mundo que ha creado -en su economía- es triple (Gregorio Nacianceno expresa ésto con claridad). En la medida en que la presencia de Dios en el mundo está personificada en Cristo, es a él a quien le corresponde con justicia el calificativo de “ecónomo”.

Las polémicas que enfrentaron al arrianismo y a la ortodoxia tenían que ver con el fundamento (o “arkhé”) de la economía del hijo. ¿Estaba fundada en el Padre, como defendían los seguidores de Arriano, o, como afirmaban los ortodoxos, era “anárquica”, sin “arkhé”, es decir, sin principio ni fundamento? Con el triunfo de la ortodoxia aparece en la tradición occidental, como muy bien ve Giorgio Agamben, el problema de un "logos" y de una economía anárquica (sin fundamento en el ser). La ética y la política se presentan entonces como manifestación de la fractura que separa la acción del ser, que es el espacio de los asuntos humanos. ¿Significaría esto que no hay una teología política cristiana, sino una economía política cristiana?

El cristianismo no es anárquico porque lo sostiene la fe en que la economía humana se inscribe en el seno de una economía divina, la de la Providencia (Clemente de Alejandría), que es la expresión histórica de la articulación trinitaria (es un Dios quien escribe sobre la arena). O dicho de otra manera, la providentia especialis se inscribe en el seno de una providentia generalis. Esta dialéctica está representada en Occidente por la imagen de un Rey que reina pero no gobierna. El rey hace posible el gobierno particular precisamente porque él no lleva directamente las riendas de los asuntos prácticos. Pero esto, a su vez, significa que los asuntos prácticos están alejados del fundamento, de la “arkhé” que sustenta la misma posibilidad del gobierno. Todo acto de gobierno incorpora un punto ciego en el que surge lo imprevisto que pone en marcha la misma acción de gobernar.

Volvamos a la teología: El Padre ha creado el mundo y el hijo lo redime. Pero lo redime ofreciendo a los hombres un reino que no es de este mundo. El Hijo salva a los hombres al ofrecerles una nueva comprensión de sí mismos como extranjeros de este mundo. Esto, en última instancia, lo sabe muy bien todo legislador cuando se niega a reconocerse en los efectos imprevistos de sus buenas intenciones.

Quizás, volviendo al evangelio de San Juan, esto era lo que sabían también los gramáticos más ancianos, que son los primeros en retirarse cuando Jesús dice que el que este libre de pecado tire la primera piedra. El evangelista deja claro que primero se retiraros los más ancianos y en último lugar los más jóvenes. Ningún legislador está libre de pecado.

2 comentarios:

  1. Don Gregorio,
    Pel que jo sento , el Crist va escriure a la sorra, per adoptar una postura “abaixada”, de no-superioritat davant els restants de l’escena. Ell només connectava amb la més feble i parlava des del cor, des de l’estima i la no condemna... La seva praxis és el seu missatge més poderós.
    No sé que devia escriure a la sorra,...pot ser dibuixava...o feia gargots... perquè sabem que ell no va escriure res. Com el Pare, la llei (la paraula escrita) no és la seva forma de comunicació amb les persones i la forma com va voler transmetre el seu missatge.
    És clar que a alguns, els dolia, els dol encara i es retiren de l’escena. A mi, m’hauria encantat, donar les meves mans a tots dos: al Crist i a la dona i sortir caminant, ...en silenci.

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  2. Si,La Ley peca necesariamente ya que una de sus dos palabras es NO.
    Respecto al Ecónomo, su axioma mayor era aquello de, "si tienes, recibirás, si no tienes, se te quitará lo que no tienes", que es idéntico a cierto Koan célebre.

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