viernes, 23 de febrero de 2007

El Sócrates de Kierkegaard

Diez años después de la muerte de Hegel (1831) Søren Kierkegaard defendió en Copenhague su tesis doctoral sobre el concepto de ironía. Es claramente una toma de posición filosófica contra el idealismo de Hegel y a favor de la 'docta ignorancia' socrática. De hecho el Sócrates de Kierkegaard es un refutador del idealismo y como tal lo presenta ante el panorama filosófico del siglo XIX.

Este Sócrates tiene mucho de sosia de Kierkegaard. Es como si el danés necesitara para enfrentarse al olímpico Hegel el amparo protector de un filósofo venerable. La empresa, desde luego, tenía algo de titánica. Por eso, cuando sostiene que Sócrates había encontrado finalmente en Hegel a alguien con el que valía la pena discutir, el lector no puede librarse de la sospecha. ¿Está protegiéndose de la acusación de hybris, que era la que merecían los humanos que se atrevían a equipararse a los dioses?

A los ojos de Kierkegard, Hegel representaba el triunfo de la teoría pura y despiadada, despojada de matices. Hegel es el arquitecto de un sistema formalmente asombroso, pero rígido y, por lo tanto, inhabitable; mientras que Sócrates representa al hombre que cada uno somos, necesitado de cobijos menos aparatosos, pero más habitables. Hegel es el narrador de la historia de lo humano; Sócrates es el sujeto que construye su historia, pequeña, pero irreductiblemente suya. Hegel es el apóstol de la Verdad, Sócrates el desvelador de la autenticidad.

El pensamiento de Kierkegaard sobre Sócrates se encuentra, en sus líneas generales, en su “Ensayo sobre el concepto de ironía”, donde defiende, muy resumidamente, lo siguiente:
  • Sócrates es el primer filósofo de la existencia. De ahí que con frecuencia se encuentre más cerca del ciudadano Jenofonte que del especulativo Platón.
  • Platón no ha sabido captar la ironía socrática en su integridad, debido a que la ironía socrática no es similar a la platónica. Platón mitificó tanto a su maestro que tomó en serio lo que éste decía irónicamente.
  • La Apología de Sócrates o bien es espuria, o bien se explica de manera totalmente irónica. En la confesión de la pitia sobre su sabiduría y en la conciencia socrática de su propia ignorancia hay una ironía profunda que no habrían sabido captar ni Platón ni Hegel.
  • Sócrates no sólo utilizó la ironía, sino que además se consagró a la ironía hasta el punto de sucumbir a ella. Por eso Aristófanes llegó a estar cerca de la verdad.
  • Sócrates es profundamente romántico porque está atravesado por una permanente y trágica nostalgia de infinito, puesta de manifiesto por la contradicción ente la infinitud de la experiencia ética, y las limitaciones de la existencia humana.
  • En este hiato entre la infinitud de la ética y la finitud de la existencia nace la ironía socrática que lleva aparejada la refutación de todo idealismo.
  • Así como la filosofía comienza con la duda, la vida digna de ser llamada humana comienza con la ironía, que es fruto de una ignorancia que se ha hecho consciente de sí. Esta ignorancia que se sabe ignorante lejos de ser ineficiente, permite la acción de la voluntad.
  • El saber que sabe ignorante y apuesta por la voluntad, es el único saber compatible con la existencia humana.
Espero, Señor Otro, haberlo dejado satisfecho.

5 comentarios:

  1. Mil gracias, señor Luri.
    Sin duda, aún con el escudo filosófico de Sócrates, es necesario ser muy osado para presentar una tesis doctoral (¡una tesis doctoral!) contra Hegel tres años después de su muerte. Piensen tan solo en el penoso espéctaculo en que suele consistir la presentación de tesis doctorales filosóficas hoy día, cuando la mera idea de presentar una tesis "contra alguien" supone exponerse al insulto (a veces incluso a favor de alguien; siempre que ese alguien no forme parte del tribunal, claro está).
    No tengo más tiempo, así que pospongo un comentario más pausado.
    Repito: mil gracias, caballero.

    ResponderEliminar
  2. Hannah Arendt tambien tuvo su "Socrates":

    http://www.bard.edu/bluecher/rel_misc/heuer.pdf

    Saludos cordiales y gracias tambien por el post.

    PEDRO

    ResponderEliminar
  3. Pedro: ¡No sabes como te agradezco ese regalo!

    ResponderEliminar
  4. Hola otra vez.
    A mí me gusta el Sócrates de Kierkegaard en la medida en que sirve perfectamente de contrapeso para las visiones de manual. Sobre todo para acentuar la anomalía (por decirlo a la manera estoica) socrática. Un ejemplo: el "intelectualismo socrático", tesis de manual donde las haya, que equipara esta doctrina a otras posibles, sin mayor matiz. Sin darse cuenta, en primer lugar, de que es difícil hablar de intelectualismo cuando te refieres a alguien que no escribió libros. ¿Qué clase de intelectualista es este? Por eso viene al pelo ver a alguien "poco intelectualista" como es Kierkegaard traerse el ascua socrática a su sardina. Pero no porque "engañe" o "tergiverse", no, sino porque es capaz de matizar y captar la singularidad de un Sócrates que asocia su intelecto a su habla.
    Creo que no estoy muy fluido esta mañana a la hora de expresarme. Lo siento.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. Otro: Efectivamente, la tesis del intelectualismo socrático ha de ser tomada con ironía socrática.

    ResponderEliminar

Comer desde el reclinatorio

 I En el tren de vuelta a casa. Hace frío ahí afuera. Las nubes muy bajas, besando la tierra blanqueada por la nieve. Resisto la tentación d...