viernes, 27 de octubre de 2006

Un amor chiripitifláutico.

Hace unos días Quiñonero anunciaba la publicación de la “Lettre à D., Historire d’un amour”, carta de André Gorz a su mujer, Dorine. Hoy Le Monde des Livres le dedica la última página, al completo.

André Gorz descubrió un día que a pesar de las miles de páginas eruditas que había publicado a lo largo de su vida, se había dejado en el tintero lo más importante: una declaración de amor a su mujer.

Vas a cumplir ochenta y dos años. Te has encogido seis centímetros, no pesas más que cuarenta y cinco quilos y aún continúas hermosa, grácil y apetecible. Ya hace cincuenta años que vivimos juntos y te amo más que nunca. Llevo de nuevo en el pecho un vacío devorador que sólo calma el calor de tu cuerpo contra el mío.”

Este es un amor de cuento de hadas, para toda la vida, y para mil vidas si se pudiera. “Ambos quisiéramos –le confiesa Groz al periodista- no sobrevivir a la muerte del otro. Nos hemos dicho con frecuencia que si tuviéramos una segunda vida, quisiéramos vivirla juntos”. Es un amor redondo, tan redondo que acompleja un poco. ¿Cómo estar a su altura? Porque aquí el amor se muestra diáfano, transparente, sin mácula. Aquí se ama sin ninguna duda, en exclusiva. Ante un amor así uno se siente un poco culpable. Nada que ver con los pendoneos del Sartre y la Beauvoir, por ejemplo. ¿Ninguna mirada furtiva a la belleza transeúnte?

El periodista, poniendo a prueba el temple de este acero amoroso, se atreve a preguntarle a Gorz si él y su mujer han pensado en realizar un mutis común, “como el de Arthur Koestler y su mujer Cynthia”. “Estuvimos hablando sobre ese suicidio –contesta Gorz- cuando nos enteramos. Pero esa era su historia, casi su causa. Yo no pienso en eso, y ella tampoco. Dorine y yo vivimos en el infinito del instante sabiendo que es finito y está bien así. Para nosotros, con el presente hay bastante.” O sea, el ideal anglo-zen del amor.

Para que todo quede perfectamente edulcorado, Gorz no se olvida de nombrar al paradigma occidental de la muerte digna, a Sócrates: “Hay que aceptar que somos finitos, que somos de aquí y de ninguna otra parte; que hacemos esto y no otra cosa; que tenemos esta vida solamente. El Sócrates de Valéry lo decía con precisión: “He nacido varios y muero uno. El niño que llega es una muchedumbre innombrable, que la vida reduce bastante pronto a un solo individuo, el que se manifiesta y muere”.

¿Sabéis qué? ¡Pues que no me lo creo! Es una historia tan hermosa que tras leerla uno tiene que ponerse con urgencia una inyección de insulina, para prevenir los excesos de azúcar en el corazón. ¿Qué haría si yo fuese capaz de escribir una carta así? Me parece evidente que se la entregaría a mi mujer y, a partir de ese momento, sería un objeto de su propiedad. Lo que no haría es correr a enseñársela a mi editor. Es precisamente esta publicidad del gesto lo que me lo hace (y ya sé que no tengo motivos y que toda mi reacción es prejuiciosa) un poco hipócrita (en el sentido más etimológico del término), como esas declaraciones de amor infinitas que se realizan ante las cámaras de la televisión. ¿Cuando se exagera hiperbólicamente el protagonismo del amante, no se está ninguneando el del amado? ¿O es que soy un cinico, Quiñonero?

Añado, como insulina, un vídeo que me ha enviado esta tarde Pedro Azara. ¡Gracias, Pedro! Hay causas a las que nos mantendremos fieles de por vida.



Añadido casi un año más tarde:

Hoy, 24 de septiembre de 2007, se ha suicidado Gorz, llevándose con él a su mujer. El texto anterior me convierte en idiota. Lo conservo tal cual está, como prueba de mi acusación.

28 comentarios:

  1. Me cuesta creer, como a ti, en la rabiosa sinceridad dada a la publicidad, y más aún cuando es tan benéfica. Dejando a un lado la sinceridad que puedo llegar a aceptar porque estos amores son posibles, la simple publicitación del texto entraña vanidad. Un intelectual vanidoso puede ser origen de peligrosas adscripciones llevadas por la admiración. Recuerdo una frase de Pursewaden en El Cuarteto de Alejandría, de Durrell, en la que aquel decía algo asi como "nadie debería amar tanto a alguien" y yo lo cambio por "admirar". Quien se coloca en el centro visual con la secreta esperanza de despertar la admiración, y por lo ntanto cierta dependencia, delinque contra la buena fe.

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  2. Efectivamente, creo que hay que desconfiar no tanto de las muestars de felicidad como de la necesidad de subrayarlas. No soporto a los que están todo el día haciendo bandera de lo felices que son. La voluntad de situarse en el centro de la escena de manera descarada la he visto siempre como índice de un déficit. Hay quien necesita ser feliz para no pasar desapercibido.

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  3. Y yo que creía que era la desgracia y el victimismo los que te situaban en el centro de la escena, al menos en Cataluña. Debe ser por eso que sospecho más de los lamentos públicos que de los amores declarados a toda página.

    Por otra parte, el vídeo no es insulina, lo sé porque su visión me ha subido el azúcar de la nostalgia de una de mis patrias: la infancia.

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  4. Claudio.

    ¿No hay siempre vanidad en la publicación de cualquier escrito? Si no hace desmerecer a otros temas, ¿por qué al del amor? Y si uno de verdad se siente así ¿por qué no ha de poder presumir de ello?

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  5. Espía: El nacionalismo es el sentimiento que te hace amar a la patria muy por encima de a tus compatriotas. A mi el nacionalismo no me parerece mal, así, en principio, lo que me resulta insoportable es el que tiene que estar las 24 horas del día demostrando su apasionado e incorruptible amor a la patria. Y, en consecuencia, contempla tu tibieza como na traición a la patria.

    Claudio: Hay, como mínimo, amor propio, lo cual me aprece muy bien. Ahora bien, yo me cuidaría mi mucho deformular una eclaracion de amor en estos términos: "Te amo porque eres un recurso para amarme a mí mismo" o "Tengo envidia de tí porque me tienes a mí".

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  6. Claudio.

    Vistas esas dos frases veo mejor su punto.

    A mí el nacionalismo que me va es el de Orwell en "England your England". Por ejemplo cuando dice algo así: somos una familia, pero lo malo es que los más tontos están al mando. Esto un socialista hablando de la aristocracia. ¡Igual que aquí!

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  7. Hay viejecitas deliciosas, pero hermosas, gráciles y apetecibles... No sé yo.
    He pensado -asociación de ideas- en aquello tan brutal de O. Wilde: "Porque todo hombre mata lo que quiere. Los valientes con una espada, los cobardes con un beso".

    Lola

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  8. Claudio: Orwell se fue haciendo más y más nacionalista a medida que fue viendo que para ganar la guerra el recurso al nacionalismo tenía más poder movilizador que ningún otro. Tanto era así que el mismo Stalin invocaba a la Madre Rusia, y no a los soviets, para movilizar a los suyos (y empleo este adjetivo subrayando la posesión). Voy a decir una fuerte: El neoconservadurismo (y tengo a Orwell por el Sócrates de los neoconservadores, es decir, por su santo patrón laico) es un nacional-socialismo democrático, opuesto al nacional-socialismo alemán y al nacional-socialismo soviético.

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  9. Lola: Claro, claro. Y seguro que hay grandísimos amores en la tercera edad. Pero así como puedo comprender a una dolescente que vaya escribiendo por las paredes su amor por su chica, me cuesta entender esta conducta en una adulto. La poesía amorosa, para ser creíble (no como poesía, sino como 'amorosa') debe ocultar el yo para mostrar el tú. El yo excesivamente proclamado acostumbra a ser un yo onanista, y en el amor (en el amor no narcista, evidentemente) el onanismo a grandes dosis acostumbra a cansar pronto.

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  10. Que suerte tienen ustedes. A medio siglo de llegar a este mundo aún no he consegido entender el amor. No el amor humano, narcisista, egotista, egoista, donde el otro es un recurso, no. Ese lo se bien.
    Lo peor, es que sabiendo que no es amor, sigo emocionandome con esas cartas de amor.
    Seguimos hablando del otro como: mi amigo, mi mujer, mi ....
    Quizas haya un impulso compulsivo e inconsciente a amplificar la própia identidad a través de la asociacion con un "objeto" ... y quizas, ese sea el destino de ese yo narcisista que nos impida amar.

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  11. Toda efusión amorosa (o casi toda) tiene un objetivo. Cuando es literaria tiene un objetivo. Convencer al otro de la pureza del sentimiento, vampirizar su voluntad, entregar para obtener. Desde San Juan de la Cruz hasta Campoamor (Mi carta que es feliz, pues va a buscaros...) No existe la efusión sin el objetivo de obtener o exorcizar. A los ochenta años, y me faltan algunos pero no tantos, no se me ocurren esas necesidades salvo en Henry Miller, que seguía amando imparable e infatigable, o en Picaso. pero incluso ellos habían abandonado el entusiasmo y habían adoptado un cierto platonismo. Me sigue pareciendo sospechoso, no el sentimiento, sino la publicitación. En cualquier caso, si cuando sea un viejecito encantador, alguien publica una carta de amor en un periódico, dirigida a mi, me avergonzaré mucho y no se... no se, la verdad.

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  12. Claudio.

    Respecto a su idea fuerte, me permito una sugerencia. El nacionalismo EEUU (igual que el británico que yo mencionaba en Orwell) es de raiz democrática (individualista/liberal), a diferencia del alemán y ruso, que son autoritarios y colectivistas. Por eso, Usted a añadido democrático en el primero. No tanto por los neocons, que sí lo son, como por la nación en sí.
    En el texto de Orwell, éste expone como uno de sus orgullos nacionalistas (que a mí no me parecen mal, por ser del tipo que es su nacionalismo) el que Inglaterra es, en ese momento, el único país de Europa sin exilio masivo.
    Cuando la "seña de identidad" es la libertad, ¡bienvenida sea!
    ¿O soy un pardillo?

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  13. Clara, me parece que no hay ninguna posibilidad de entender qué pueda ser el amor. Esta es una de esas cosas que sólo puede ser mostrada, especialmente en la manera de decir "lo siento".

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  14. Claudio es que tenemos que volver al término medio aristotélico. Todos necesitamos algún tipo de clausura colectiva para preservar nuestra identidad. ¡Pero hay que ver con qué facilidad esas clausuras se convierten en recintos herméticamente clausurados y -lo que es peor- en trincheras!

    Por otra parte, no acabo de entender la idea de nacionalismo individualista, que pareces sugerir como singularidad anglo-norteamericana. Más bien me parece que el nacionalismo de estos dos países es lo que modula su fuerte individualismo: actúa como contrapeso aglutinante. La individualidad reconoce de manera agradecida a la aptria que le garantice el ejercicio de sus derechos como ciudadano. Algo así me gustaría tener en Europa. ¡Yo querría ser nacionalista europeo! Pero no soy optimista, entre nosotros el derecho se ve como una propiedad natural del individuo que el Estado tiene que garantizar, pero que no emana de él, sino de la estricta individualidad.

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  15. Gregorio,

    Honestamente, NO se qué responder.
    Lo del suicidio, puedo respetarlo: pero que no cuenten conmigo.

    Lo de la publicidad.. en realidad, la cosa es un poco más simple. No hay orquestación: es un editor modesto, que no ha montado ningún show.

    AG es un viejo simpático: las fotos de la pareja bailando, en la plaza de St Sulpice (mi barrio) me parecen muy bellas.

    Llevo años y años en desacuerdo con G. en otros temas. Pero la carta me convence. El suicidio de Marilyn, sin carta, es de otra naturaleza. Nobody is perfect (BW)

    Q.-

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  16. No tengo duda que tu tienes más datos y razones que yo para evaluar este asunto de manera prudente.

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  17. Gregorio,

    Anda, anda,

    Q.-

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  18. JPQ es que a mi me gusta provocar un poco más que a tí. Es decir, que soy más imprudente.

    Y en cuanto al amor, espero que en mi caso siga siendo un Dragon Khan.

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  19. Hay, con lo cansada que estaba yo, y que alegría me ha entrado al ver a Luis Rivera comentando lo de Pursewarden y el Cuarteto.
    A mi, por otro lado, lo de la carta me parece que forma parte de la campaña/pro secta del buen rollito de hace unas semanas. Y me da miedo la parte que dice "mides 6 centímetros menos y pesas no más de 40 kilos"....ese hombre vive con una escoba y no se ha dado cuenta.

    Me acabo de acordar de una cosa, me explicaron que una compañera de trabajo de mi madre estuvo una temporada en Cuba y en una reunión, fiesta, comidilla, le presentaron a una mujer, llamada Yolanda, que casualmente era la ex mujer de cierto cantante famoso por una canción en la que hablaba de Yolanda...eternamente Yolaandaaaa.
    La compañera de trabajo se sintió fascinada al encontrarse ante una musa, y dijo: oh! Es usted la Yolanda de la canción! Su mujer!
    Y la tal Yolanda repuso: Ex mujer. Si me hubiera tocado menos la guitarra y me hubiera ayudado alguna vez a fregar los platos quizá la cosa hubiera durado.

    He perdido el hilo de la conversación, lo siento, son las 2 y media de la madrugada, y yo no tengo sobredosis de panallets, como ustedes. (eso, así públicamente, ha sido una muestra de envidia malsana)
    ;)

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  20. Celia: ¡Magnífica historia, con todas las pintas de ser auténticamente verdadera! ¿Un boniato?

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  21. ¡Glauka! ¡Qué alegría encontrarte por el Café de Ocata!

    Maravillosos versos, sin duda.

    Estoy tan contento de verte por aquí que voy a permanecer en silencio.

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  22. Esto de los chiripitifláuticos debe ser lo que decía mi madre que me volvía loca cuando lo escuchaba y hacía que me quedase hipnotizada delante del televisor. Lo de la Valentina, y tal, ¿no?

    Pues qué curioso porque yo el viernes tuve un reencuentro con mi infancia :)

    Y he estado pensando durante estos días en esto del amor endulzorado que dice usted, como de postín, como de lágrimas de Goethe por si mismo ... y no sé yo, no sé

    A ver, los homenajes siempre se han hecho en público para que el otro se sienta reconocido. Yo me acuerdo de mi bisabuelo casi centenario y lo que se emocionó con el suyo. Y me acuerdo de la carta o del poema que nunca le escribí al mío y siempre lamenté no haber escrito... Y me acuerdo de las veces que he actuado de grafómana y denuncié sucesos de mi vida. Y también me acuerdo de que en la misma medida alguna vez dije en público mamá te quiero. Porque me ahogaba el pecho aquel te quiero. Y me acuerdo de lo que aterroriza perder a un ser querido... y de lo que calma la angustia escribirlo hacia afuera y muchas cosas que están de parte en mí de estas que ustedes nombran en los comentarios y que se ponen de parte suya y les dan la razón y de otras que no tienen en cuenta. ¿Y sí todo fuera privacidad e intimismo por qué se molesta usted en escribir aquí afuera para compartir con nosotros su interior? Pues otros pueden sentir la necesidad no sólo de compartir sus pensamientos agudos si no su agudo afecto. Y aunque usted ni lo comparta ni lo entienda porque el amor por la pareja o los hijos sea algo que no le guste Exhibir. Y además es cierto que la vejez a algunos nos vuelve más sensibiloides. Lo sé por cómo se emociona a veces mi abuela y llora ahora. Y creo que es usted algo injusto. Que por supuesto está en su derecho de dudar y de hacernos dudar pero que no es muy empático, que sólo está dispuesto a ser muy empático con esos autores que Ama y que viven en su biblioteca y para esos usted no ceja en alabanzas. ¿Por qué un clásico va a ser más venerado que una anciana? ¿Por qué no puede ser tan sospechoso como ella? ¿Me entiende?

    Por otra parte, adoro eso que ha dejado ahí del Sócrates de Valéry. Y le doy las gracias por compartirlo. Por supuesto la carta del anciano a su señora... me la suda. Con perdón :)

    Vamos que por mí podría no conocerla o no existir. Pero eso de Valéry... es otro asunto.

    Un beso

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  23. Me alegra saber que usted también es chiripitifláutica.

    Claro, los homenajes se hacen en público y, especialmente, los autohomenajes.

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  24. Cuando dispongo de algunos minutitos serenos entro en su espacio,Sr Luri ,y voy leyendo serena y pausadamente y acabo de leer este escrito sobre los amores o el amor.Hace tiempo que fue escrito,pero no importa ,es vigente.....Yo pienso que en esto del amor ocurre como en la lotería ,no se puede decir que no toca a nadie puesto que toca,pero sí se puede decir que no toca a todos,o sea que lleva la mezcla preciosa(supongo que lo es) de la suerte."A quien le toca le toca." Aunque parezca o lo sea, una oración subordinada sustantiva de complemento indirecto,es también ,a mi entender ,una verdad como una catedral gótica o de otro estilo.Existe el amor,como existe la lotería.Existen afortunados y otros que no lo son.Creo que es así de sencillo.Espero que no le importe que me inmiscuya en escritos de hace milenios de minutos.....Son bellos y los admiro y dejo mi opinión.L-BCN

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  25. L: En cantado. Efectivamente, "a quien le toca, le toca".

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  26. Hola a todos los interesados en el tema amor: desconfiar de los súper-enamoradísimos que dan muestra demasiado efusiva de ello,como dice el Sr Luri,también a mí me mosquea ,desde luego que sí.Presumir de algo tanto es querer equilibrar la balanza,vamos dicho de otra manera a como lo dice el refrán...dime de qué presumes,etc...el amor que llena de verdad a dos personas no se muestra ni siquiera hay necesidad de mostrarlo ni de extrapolarlo no sé dónde ni de entenderlo ;sólo vivirlo.la manera de vivirlo,sería otro tema que ,si llega la ocasión en la que se hable de ello,diré la mía,que suele ser bastante diferente a la media nacionalPuedo dar un avance:dura más.L-BCN

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  27. Como estamos en un tema tan romanticón como es el amor,y para que el romanticismo no decaiga porque no es cosa fea, podemos pensar,que los que son tan histriónicos en sus amores puede que sean así porque cada quien es cada cual y en su amor entra el histionismo.Yo soy más callada en ese tema ;ni gritos ni ademanes,pero como cada quien es cada cual......L-BCN

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